martes, 13 de julio de 2010

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La tiranía del Mundial

La tiranía del Mundial


Han sido cuatro semanas largas y emocionantes hasta que hoy, con la victoria de España contra Holanda en Johanesburgo, Sudáfrica se terminó la Copa Mundial de Futbol 2010.

Fue un mes donde yo me la vivía pegada a la pantalla del televisor celebrando las victorias y lamentando las pérdidas. México no alcanzó a pasar de los octavos de final, mas sin embargo, el sueño de que algún día lo logre aun no muere. Si España logró llegar a ser el 8tavo país  (detrás de Brasil, Alemania, Italia, Inglaterra, Uruguay, Francia y Argentina) que ha alcanzado una plaza como campeón del mundo, pues México no debería perder sus esperanzas. Después de todo, la esperanza es lo último que muere.

Pero como en todo deporte, solo hay un ganador y el equipo holandés vio frustrado sueño de ser campeón del mundo en esos últimos minutos del tiempo extra cuando Andrés Iniesta remató a gol con potente disparo imparable para el portero y otorgó el gol de la victoria a España. Las oportunidades de meter goles fueron numerosas y ambos equipos intentaron y fallaron. Ambos equipos jugaron de una manera digna de ser campeón.

Pensando en esto, me viene a la mente esta pregunta: ¿Qué es lo que al final determina una victoria? En el futbol es la cantidad mayor de goles, en la escuela puede ser las mejores notas del salón, en el trabajo la productividad o el puesto que desempeñas pero, ¿y en la vida? ¿Qué significa ser el mejor? ¿Tener a abundancia de cosas materiales? ¿Una cantidad asombrosa de conocidos e influencias? ¿Ser reconocido y recibir elogios por doquier? ¿Morir con una sonrisa, sintiendo que la trayectoria de tu vida, que fue el sumo de tu existencia dejó logros, honores, y memorias en las mentes de otros? ¿Ser recordado por la historia? ¿Ser famoso como Hitler o recordado con respeto como La madre Teresa o Ghandi?

Todo esto pasa por mi mente mientras observo la celebración de España en el estadio de Johanesburgo. Qué pena y que dolor ser Holanda y tener que permanecer ahí mismo mientras el otro equipo celebra su victoria, una victoria que pudo haber sido tuya. Miras las caras llenas de tristeza de tus compatriotas, de tu afición y luego ves también la alegría y el triunfo reflejados en las caras de la afición contraria y te preguntas: ¿Pude haber intentado más duro? ¿Pude haber corrido más? ¿Pasado más el balón? ¿Qué más pude haber hecho yo? Y si eres el arquero, pues con mayor dolor lo analizas: ¿Porqué no metí la mano, el pie o la cabeza? ¿Porqué no lo logre atrapar la mendiga pelota?! ¿Porqué no estuve más atento?

¿Qué es peor? El conocimiento de que si tan solo te hubieras esforzado mas y entrenado mas podrías haber ganado?, porque  ya probabas la victoria en tu lengua, ya olías el olor del triunfo y te veías con la camiseta de tu equipo con su estrellita dorada, te imaginabas regresado a tu país para ser encontrado con tus fans gritando tu nombre y agradeciéndote el gran honor que habías obtenido para tu patria. O acaso es peor el saber que, aunque lo diste tu todo; tu alma, cuerpo, espíritu, sudor, sangre, coraje  y ser, y aún así no fue suficiente? Fuiste pesado en balanza y encontrado insuficiente.

¿Qué es peor? ¿una derrota por falta de esfuerzo sabiendo que casi, casi tú lo hubieras logrado? ¿o una derrota donde te enfrentaste y te lanzaste completamente y te diste cuenta que simplemente, sencillamente, no fuiste capaz de ganar?

-BE